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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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28-04-2011

 

 

 

 

Raúl Sendic: figura fundamental del viejo MLN-Tupamaros

SURda

 

 

Nuestra opinión

 

Más de una vez, en cada oportunidad en que se recuerda su figura los 28 de Abril, y en los últimos tiempos ha través del libro y el ensayo la figura de Sendic va precisándose con nitidez mayor. Hablamos del hombre, del militante, del guerrillero y del intelectual (él se autodefinía como un militante social). Se habla también de su legado al seno de la izquierda uruguaya embarcada hoy en un experimente de tipo “progresista” que está en las antípodas de lo que fue su última batalla después de la liberación del 85: la lucha “Por la Tierra y contra la Pobreza”.

El tema ha motivado por su actualidad una re-edición de su biografía mas completa publicada hasta ahora: la de Samuel Blixen, que lleva mas de 10.000 ejemplares publicados. En su última edición Blixen ha incorporado un capitulo nuevo, el 25 referido expresamente a aquel su combate final. En cierta manera su legado.

Sendic es tanto para la burguesía como para el “progresismo” una figura molesta. Para la burguesía y la oligarquía es el militante que apunta al centro de lo que es su poder en Uruguay: la propiedad de la tierra. Tema abortado desde los tiempos de Artigas. Es la tierra uruguaya como soporte central de la actividad económica y fuente de ocupación de su población el gran tema que se ha birlado desde los viejos tiempos de la lucha contra el poder colonial español. Y el tema que vuelve una y otra vez a las agendas políticas. Sin solución al problema agrario, sin solución al problema humano que esta ligado al mismo ha fracasado políticamente el batllismo quizás el esfuerzo mas serio de las clases medias –en condiciones históricas muy específicas- de encontrar nuevos rumbos. Fueron derrotados y mediatizados por la oligarquía terrateniente ante el tema agrario.

Para el experimento “progresista” actualmente en curso y para sus principales voceros políticos Sendic también es molesto. Lo era para Tabaré VÁzquez y lo es para el antiguo tupamaro “Pepe” Mujica.Se hablará por consiguiente de “país productivo” de “lucha contra la pobreza” y de -por esa vía- solucionar el problema social agrario fundamental en Uruguay –el abandono del campo- para miles de familias que no encuentran ocupación en él. En cambio se hablara poco de la extranjerización de la tierra. Un repaso de las estadísticas desde 19 60 al 2000 muestra esa tendencia evidente, que no puede negarse, pero que por motivos políticos y de conveniencia hay que disfrazar. Tenemos una oligarquía agraria que no invierte, un sector de las tres esferas del capital que ha demostrado desde siempre, su total incapacidad para generar un proyecto social global. El drama de una burguesía agraria miserable, parasitaria, absolutamente prescindible, los “peores americanos”, de los que hablaba Artigas.

Los nuevos rubros de la exportación -la soya y la forestación -se les escaparon, no los vieron. Les llegaron de sorpresa con el capital argentino. A esos extremos de falta de iniciativa han llegado los terratenientes agrarios uruguayos. Y agrupados tanto en la Federacion Rural como en la Asociacion del mismo nombre nos repiten sus jeremiadas constantes de que la sociedad entera debe apoyarlos con “seca o con lluvia” porque son unos pedigüeños incurables ante la sociedad toda, a la que desprecian y jamás consideran como una globalidad, encerrados como están en su egoísmo social ancestral. Las otras “patas” burguesas del sistema se hacen eco de todas esas jeremiadas y agregan la necesidad de restringir el “gasto publico” , del “ahorro” -que posibilitan los buenos tiempos y coyunturas- para insistir con el “neo-liberalismo” que es su mantra central en materia de economía o sobre la “seguridad” que es su caballito habitual en estos últimos tiempos.

Sendic para ambos fue un rival formidable. Conocía desde adentro, -lo mamó en el medio rural que lo vio nacer- la condición parasitaria, injusta y explotadora de esa oligarquía. Lo comprendió luego a un nivel superior cuando se encontró con las ideas socialistas. Y volvió a comprobarlo cuando junto con otro socialista Orosmin Leguizamon , dejaron las rencillas en el partido socialista pequeño-burgues y urbano para lanzarse a la sindicalización y concientización de las masas rurales del campo. El drama social se repetía en las arroceras, entre los peones “golondrinas” que hacen las comparsas que recorren el litoral en las cosechas. Ese asalariado rural sobre-explotado, perseguido ante el menor atisbo de organización social moderno, aquejado por la falta de salud constante, de educación mínima,sin un techo seguro donde cobijar sus hijos, explotado hasta la muerte misma. Y más allá de la misma. Porque el recuerdo de que sus padres no habían logrado nunca nada y habían sido constantemente derrotados era también un pesado freno que recordaba que “los patrones”, los explotadores de siempre, al final siempre ganan y exhiben con sonrisa sobradora su supuesta superioridad social. Contra la corriente, aquellos pioneros -y otros que la historia no recuerda- levantaban su voz y promovían la organización ante el silencio social colectivo que alentaban los otros aliados burgueses y urbanos, cómplices y asociados comanditarios de aquellos.

Hacer la radiografia de aquella “rosca” cuando se tuvo acceso al secreto altamente guardado en los archivos oficiales de que como se entrelazaban el capital agrario, el industrial y el bancario en el Uruguay, fue una señal de que la explotación se les iba a hacer más difícil. Pero no imposible. Porque esa oligarquía tenía todos los recursos de la astucia, del control del aparato del Estado y de su preponderancia sobre el estamento político- esa otra fracción de las clases dominante- que atrincherados en el Parlamento, en el patriotismo de pacotilla, en el juego de las influencias, trancaba, frenaba y archivaba toda modificación substancial de los viejos privilegios.

En eso siguen. Mas allá del batllismo y a través del “progresismo” actual. “Progresismo” que hace la tarea más difícil aún, porque supuestamente son “nuestros compañeros”. Mujica esta arrepentido de los devaneos revolucionarios de antaño. Y en cuanto a Tabaré Vázquez ya ha anunciado –él socialista ingresado en 1985!!!- que hay que superar en el siglo XXI las viejas ideas socialistas que son del siglo pasado, mientras afila los dientes para una posible reelección.

Nuestros “progresistas” son ajenos a la Historia. A la historia de la postergación constante de los de abajo. Y a la historia del fracaso -mas que comprobado en America Latina- de que toda caricatura de cambio social, fortalece después a los dueños del poder. Mientras engordan sus privilegios, tienen tiempo de debatir los problemas que los dividen, pueden acordar nuevas combinaciones políticas de poder que las suturen y, ante el desencanto de los mas, retoman luego el poder en forma democrática que los santifique. El ciclo lampedusiano se cierra: “Es necesario que algo cambie, para que todo siga como esta”.

Raúl Sendic estaba del otro lado de la barricada. En 1985 en una coyuntura que anunciaba la crisis que sobrevendría en el 2002, pujaba por nacionalizar la tierra aprovechando la oportunidad de la inmensa deuda contraída con la banca por los propietarios agrarios. Después denunció como las embajadas en Europa se utilizaban por mandato de la clase política la colocación de las carteras agrarias incobrables. Fue el comienzo de la extranjerización acelerada que sobrevendría inmediatamente después. Aquella coyuntura pasó, el sistema se negó a un proyecto social que implicaba cambios pero dejó los jirones de su antiguo prestigio político en el alambrado y, posibilitó asi, el cambio político que entronizó en el Gobierno al “progresismo” actual.

Para la burguesía blanqui-colorada que se subió alegremente en el catecismo neoliberal, aplicó a rajatablas el proyecto, he hizo crecer la protesta social generalizada, el recambio “progresista” les vino como anillo al dedo. Otros siguieron adelante con la misma tarea: pago de la deuda externa sin excusas pero también puntilla social, o sea repartir la riqueza del crecimiento económicos sin repartir la riqueza. En resumen la vieja “gobernabilidad” la cual un ideólogo imperialista con todas letras el Sr. McNamara preconizó desde el Banco Mundial cuando comprobó que la guerra en Vietnam no se paraba con tecnologías ni siquiera con medio millón de hombres en traje de combate. Y en eso esta Astori y su grupo político que son la eminencia gris que maneja los piolines del “títere populista” Mujica Cordano. Garantizando la “gobernabilidad” del sistema para que nadie se radicalize. Nos convidan a vaciar el mar con baldes, a sabiendas de que es tarea imposible.

Como se ve no hemos tomado los tópicos de Chamangá que se los dejamos al oficialismo mPEPISTA. Ni otros temas que se usan en las conmemoraciones –entre nosotros- al uso. Porque esa es engaña-pichanga. Sendic no estaba para darle “gobernabilidad” al sistema ante las explosiones de los de abajo. Por el contrario alentaba esas explosiones. Aspiraba a la mas alta: a la revolución.

Y hoy, ante el fracaso de todos sus compañeros de dirección de entonces (desde el Ñato Eleuterio Fernández al “picapedrero” Marenales o el “referente” Mujica) se demuestra que pieza fundamental era en el viejo MLN-Tupamaros su figura. Todos los esfuerzos que estos han hecho públicamente para empequeñecer su figura –esfuerzos públicos, notorios- han fracasado.

Raúl Sendic da su última batalla “Por la Tierra y Contra la Pobreza” cuando el nuevo paradigma del neoliberalismo desplegaba sus alas ante la crisis del “socialismo real”. Comprendió cabalmente lo que estaba en juego. Cerró el ciclo de la “ingenuidad” (son sus propias palabras) que inició en “Las 30 preguntas”. Se trataba de reiniciar la lucha contra el nuevo paradigma de la burguesía de los países centrales y de sostener la causa del socialismo frente a los nuevos problemas que se avizoraban en el horizonte. Y su frente de combate era una parte del universo latinoamericano, su propio país, contra la oligarquía pese a las modificaciones que esta asumiera para seguir sobreviviendo, ellos y sus privilegios.

Su combate contra “la pobreza” no se asentaba en la pasivización de los excluidos a través de las agencias gubernamentales tipo Mides. No venía de “arriba”, sino que impulsaba a los de abajo a comprender que en la lucha por la Tierra estaba en Uruguay, el centro del problema.

A esto han respondido sus antiguos compañeros con la tesis de la “refundación nacional” (Eleuterio Fernández), que ha sido el taparrabos de hoja de parra con el que han pretendido ocultar su encharcamiento en el cretinismo parlamentario y gubernamental que practican todos los días.

La burguesía blanqui-colorada, particularmente la fracción de la clase que actúa en el Parlamento, es perfectamente conciente del problema. Hoy apelan a la seguridad ciudadana que principalmente es un problema urbano y capitalino sin reconocer que en el cimiento del problema están las políticas neoliberales que aplicaron a rajatablas cerrando fábricas y talleres y liberalizando los alquileres. Los planes contra la pobreza que aplica el progresismo gobernante- al amparo de la coyuntura del aumento de las exportaciones- no podrán cerrar nunca la brecha abierta, a lo mas la paliaran momentáneamente. Pero el “progresismo gobernante” tampoco quiere la participación y movilización de los excluidos del sistema. Saben que a poco de andar, les plantearan problemas insolubles. Los desbordarán.

No hay lucha “contra la pobreza” que pueda tapar el “aumento de la riqueza” que beneficia a los patrones. A la burguesía dependiente. A los explotadores de siempre.

Hay solo migajas a repartir, rezando todos los días que el estallido se dilate. Que el pobrerío no cuestione el “verticalismo” de los aparatos políticos. Que sigan confiando en el parlamentarismo y la “democracia”. Y en ellos como conductores, artífices e interlocutores únicos.

Su programa mínimo actual es hacernos creer que estamos en el buen camino, que la bonanza continuará en tanto y cuanto ellos sean los que se sienten en las butacas del poder. Venden el “confíen en nosotros” mientras a espaldas del pueblo en los corredores políticos se emboscan mutuamente y disputan a dentelladas, ministerios, jefaturas, cargos diplomáticos itinerantes y promueven la caterva política de los incapaces, los trepadores y los alcahuetes. Ese es el “progresismo”. Sus dos caras. La que miente públicamente y…. la que embolsa.

Pero todos sus afanes están condenados al fracaso. Cada concesión al capital extranjero inversionista traerá las condiciones leoninas de los tiempos actuales: exoneraciones de impuestos, zonas francas, y un crecimiento que no nos traerá desarrollo. De a poco se van agotando y perdiendo aliento, generado insastisfacción. Se palpó bien claro en las últimas elecciones donde la gente con su movilización espontanea les paso por arriba a los aparatos envejecidos y sin renovación. Sin esa movilización les hubiera ido aún peor.

La figura de Raúl Sendic esta por encima de todos estos terrenales afanes y miserias políticas. Por encima de todos los relumbrones y sueños de conciliación de clases. Apunta como apuntó siempre al protagonismo y la conciencia de los oprimidos, a su lucha a la que están obligados. Esta como siempre con las víctimas y no con los victimarios. Y por eso ante el empequeñecimiento de todos estos antiguos seguidores metidos a superadores, marca con su ejemplo último el camino que estos han abandonado.

Ni Raúl, ni sus mas fieles seguidores protagonizarán las nuevas batallas. Esa es tarea que conducirán nuevas generaciones. Pero digamos también que no hay futuro si no tenemos claro los temas que vienen del pasado. Y en nombre de ese pasado que fue honrado, de sacrificio y revolucionario reivindicamos su figura. Para que conste que la lucha de ayer entrelaza con la de hoy y se concretará mañana. Asi ha sido siempre en la Historia de la sociedad humana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
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